Mexico: cuando te equivocas de salón

Podría decir que mi primer viaje oficial fue a Mexico, y digo esto por qué aunque ya había ido a Estados Unidos y a Panama, este viaje fue el primer viaje, en que me tocó pagar mis gastos.

Ese viaje fue muy especial para mí, ya que desde muy joven había prometido a mi mamá, que apenas tuviera mi primer trabajo ahorraría para llevarla a Mexico, y así fué.

Muchas anécdotas maravillosas y bonitos recuerdos de ese viaje, aún viven en mi cabeza. Pero volviendo al tema, una situación incómoda pero al mismo tiempo divertida me sucedió.

En Ciudad de México, nos hospedamos en un hotel muy bonito, situado a la par de la Plaza de las Armas, era un hotel muy grande y con una recepción impresionante y con muchos salones.

Como aún era una chica sin mucha experiencia en viajes, a la mañana siguiente en que llegamos, le dije a mi mamá que fuéramos a busca algún restaurante para desayunar, ella, como la más experimentada me dijo; “preguntemos en recepción, si el costo de la habitación incluye el desayuno”. Cuando le pregunté al chico de la recepción me dijo que sí, que pasáramos al salón “x” al buffet.

Impresionada por la decoración del salón, pensé: “wow de verdad que me lucí con este viaje”. Aún más sorprendidas quedamos, cuando vimos la cantidad de comida para escoger: huevos rancheros, fritos, omelet, panes de todo tipo, embutidos, frutas, muchos cereales, varios tipos de café/ jugos y muchas cosas más.

Como la más glotona, le dije a mi mamá: “coma bastante para que nos rinda y almorcemos tarde”, todo iba bien hasta ahí, pero como toda anécdota, algo estaba por pasar…

El salón estaba casi vacío, pero me imaginé que estaba así porque era muy temprano. Cuando estábamos a punto de terminar el desayuno, se acerca un señor muy educado y nos dice:

Señor: “que tal todo, les gustó la comida”

Mi mamá: “si estaba todo muy rico, que Dios se lo pague”

Señor: “excelente que dicha que les gustó, de donde nos visitan?”

Mi mamá: de Costa Rica

Señor: “muy bonito Costa Rica, que pasen bonito día”

Nos sorprendió la amabilidad de todos los que trabajan en ese hotel. Pero cuando vuelvo a ver hacia donde estaba el señor, veo que está hablando con una chica muy elegante y ella nos está viendo con cara de enojo.

Ahí me doy cuenta que algo pasa, y se acerca otro señor y nos dice que, cómo queremos pagar la cuenta. “No señor, eso ya está incluido en el precio de la habitación”, respondí con mucha certeza, “no joven, esto no es el desayuno del hotel, esto es una boda y la chica que está ahí es la hermana de la novia que está organizando la fiesta después de la boda” . En ese momento comprendí todo, el salón súper arreglado, un desayuno de lujo, el primer señor era el hermano de la novia que quería saber quiénes éramos…. trágame tierra!!!

Entre la vergüenza y el enojo, hablamos con José, el de recepción y muy apenado reconoció su error al mandarnos al salón equivocado, por lo tanto el hotel se hizo cargo del costo.

Al otro día llegamos al salón correcto, un tipo de pan, mantequilla, café y un huevo, definitivamente era un error. Pero siempre que viene a mi mente Mexico, me recuerdo del día que dichosamente el de recepción se equivocó de salón y me río de la incómoda pero divertida situación.

Moraleja: si no está seguro o su instinto le dice que algo no está bien, hágale caso, porque después le van a querer cobrar “el desayuno”

Muchas gracias por leer esta historia, espero te haya gustado. No olvides suscribirte al blog y si tienes una anécdota parecida, me encantaría leerla.

Hasta la próxima anécdota!!

Author: Jaina Quintero

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